Es la quinta o sexta vez que se hace.
Jugar al golf de noche. Es habitual en verano y primavera, aunque como "ese" grupo son más chulos que un ocho; pues eso... en otoño. El tee de salida y el green iluminados. Todo lo que ocurra hasta llegar al hoyo, de oido.
He jugado varias veces este "encuentro"; suele hacer frio, se pierden bolas; e incluso alguno, los nervios; pero lo que no se pierde nunca, es la sonrisa. Sobre todo al terminar, esas tapas, esos calditos... esos horrorosos golpes.
Esta vez, no he podido acompañarlos; le he enviado un sms a José Manuel; espero que lo hayan pasado bien; y como recuerdo y a su provecho y salud... una Chuleta de ibérico a la plancha con niscalos al horno.
Los "trastornaos" te echaron de menos. Pero está claro que te no te aburriste. ¡Menuda pinta tiene la chuleta! Ñam ñam ñam ...
ResponderEliminarHum... Y si el próximo año acompañamos el caldito con una chuleta tan suculenta como la que aconseja el Trastornao ausente? !! Qué pinta !!
ResponderEliminarEs cuestion de plantearse ocupaciones "alternativas". Y si son remuneradas, toootal.
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