Y un segundo después, un escalofrío que nos recorre la espalda, y nos recuerda que todo es fútil; e igual que lo notamos en la palma de nuestra mano; puede escaparse entre los dedos.
"Alguien", otro "alguien" me ha hecho sentir, bien, más que bien, genial.
Y no, no se escapa entre los dedos.
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