Una vez nos comimos el aguacate, le pinchamos unos palillos en la base más plana y lo metimos dentro de un vasito de cristal con agua.
Debe quedar un poco sumergido.
Paciencia, mucha paciencia.
Ha ido rondando por la encimera de la cocina, casi dos meses; pero hoy... ¡tachan!
Primero, se resquebrajó y comenzó a sacar raices. Casi cuatro semanas, hubo que esperar.
En navidades comenzó a brotar, y ahora tiene un hermoso tallito con dos o tres hojas.
Y ya tiene su nueva casa. Seguiré informando de sus progresos. Por ahora, en el interior...
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