Cocinando con Darío

Hace ya unos días, disfruté junto a otras personas/alumnos, de una clase de Darío Barrio, en el local de KitchenClub Madrid.

Después de la bienvenida de Andrés Madrigal, Director gastronómico de KitchenClub, comenzamos la "locura gastronómica" de Darío.

Sus frases:

"Los tiempos, hay que guardar los tiempos"
"Vaya, no hemos tamizado la harina"

"Sin miedo, sin miedo..."

"Hacemos los platos uno detrás de otro, o todos a la vez"

"No me lo remuevas"

"Si no me atendéis, no os lo repetiré"

"Hilo de bramante para este pichón..."

Entre bromas, y reclamos de nuestra atención, este Chef mediático, se convirtió en uno más haciendo barquitos de pan en la salsa de Idiazabal; o explicando con lujo cirujano, como diseccionar un pichón; para a continuación rellenarlo de foie y calabacin.

Primero preparamos un brownie con nueces. Que más tarde emplearíamos en el postre.

Mientras se horneaba el brownie, ¡caña! a la infusión de Idiazabal, que nos serviría más tarde para la espuma, también del postre.

Disección de pichón. A la vez, cocemos el apio nabo, que junto al perifollo será la cama del pichón relleno. En paralelo, cortamos verduras y limpiamos langostinos para el ceviche de langostinos.

Carcasas del pichón, al fuego. Un fondo de carne, genial, vino tinto, ron, ¡sin miedo!.

Las cabezas de los langostinos, vamos, vamos... vino blanco, ¡sin miedo!

Las fresas, con aceto, pimienta verde...

Rellenamos los pichones.

Pedazo de lío que llevábamos... todos, menos él.

Mientras, una sombra rubia, se movía de un lado a otro, explicando, ayudando, pendiente de todo y de todos.

La amabilidad y simpatía personificada. ¿Carmen?. Gracias.

El ceviche, ya está. Servimos.

Volvemos a la cocina. Se marchan los pichones en la sartén y un golpe de horno. Carne roja, casi viva. Delicioso. A la mesa.

Copas, brownie en el fondo, troceado. Fresas, con los granos de pimienta verde buscando los huecos. El aceto y para terminar, la espuma de Idiazabal, con unos pequeños trozos de pan, ese maravilloso pan, tostados.

Como añadido, una cata de pan, increíble. Los chicos de "Madre hizo pan", nos ofrecieron algunos de sus mejores panes para acompañar la cena. Por ahora, solo en restaurantes, muy, muy especiales. Y si pasáis por la sierra de Madrid, en Los Molinos o en Moralzarzal. Merece la pena.

No hagáis caso de las fotos, para nada hacen justicia de lo que realmente veíamos. Seguramente, en poco tiempo, en una revista con nombre de saludo, vereis... las de verdad.

Simplemente, genial. Gracias Darío.